No sé si te lo he contado en alguna otra ocasión, pero yo iba para ingeniero. Hice el bachillerato de ciencias de la tecnología.
Sin embargo, albergaba un secreto mientras estudiaba: Hacía tiempo que había decidido estudiar psicología.
Lo tenía claro y decidido pero no lo comuniqué hasta el último momento (selectividad). Ocultarlo fue un acto de gran sabiduría e intuición.
¿Por qué?
Por qué sé que me habrían hecho dudar y quizás acabar cambiando de dirección.
Cuando solté la bomba en casa, mi padre pensó “que divertido, un psicólogo en casa” y mi madre, “menuda hostia se va a dar”.
Ella lo disimuló porque me veía muy ilusionado, pero yo la vi preocupada. Ella me quiere con toda sus tripas y de repente le vino la imagen mental de un hijo vagando en la cola del paro, frustrado por no poder dedicarse a lo que sueña.
Porque esta es la expectativa con la que hemos vivido muchxs de nosotrxs:
Colocarse de psicologx es muy difícil.
Mejor que te dediques a los recursos humanos si quieres tener una oportunidad.
O que te hagas psicólogo educativx.
Haz el Pir, que te aseguras una plaza (ja ja ja ja ja).
No te va a dar ni para pipas como te pongas por cuenta propia.