Mi madre no tuvo un parto fácil, o al menos eso me han contado porque yo no me acuerdo.
Al mundo llegué de culo, y no es una forma de hablar, es literal. Nací de culo. Por mí culpa, mi madre tiene una raja enorme en su vientre, también conocida como cesárea.
Cómo te decía no fue un parto nada sencillo, costó Dios y ayuda sacarme de ahí. Tanto, que para sacarme, tuvieron que abollarme un poco la cabeza. Después se corrigió sólo (o eso espero).
Pero ponte en situación, después de horas sudando la gota gorda, por fin lo echas fuera y te entregan a un niño que necesita una capa de chapa y pintura.
Pues no mola.
Me contaron que lo primero que dijo mi abuela al verme fue: ¿Y tanto esfuerzo para esto?
Bien.
Pues esta es una sensación muy frecuente cuando te curras un montón el contenido, para acabar recogiendo unos cuántos Me gustas y algún comentario (generalmente de amigos o familiares).
Instagram es un red social tramposa, porque aparentemente todo es muy fácil:
Abrirse una cuenta es fácil.
Publicar es fácil.
Comenzar a tener algo de visibilidad es fácil.
Y perder el tiempo también es muy fácil.
Mucho.
Que todo sean tan aparentemente sencillo, en contraste, por ejemplo, a tener una página web, es lo que yo creo que hace que todxs estemos ahí dando la turra sin preocuparnos por estudiar la herramienta.
El éxito no te lo puede garantizar nadie. Ni yo con este curso, ni nadie. Lo que te puedo contar es que hacer las cosas con los cuernos y a lo loco es poco probable que te dé resultados favorables.
Oye, hay casos que sí, que lo han petado accidentalmente.
Pero son eso, accidentes.
¿Es posible tener pacientes a través de Instagram? ¿Crear una marca de referencia y autoridad dentro de la profesión? ¿Qué nos llamen para dar charlas?
Sí, pero necesitas una p**** estrategia.